lunes, 3 de noviembre de 2008

Mi viejo (Dad)

Eventualmente los papeles se invierten y los padres quedan al cuidado de los hijos. Éste es el caso de Jake Tremont, un hombre de casi 80 años que queda al cuidado de su hijo John Tremont cuando su esposa Bette -quien cuidaba de él- sufre un ataque al corazón y debe mantener reposo.

En un principio Jake no parece tener nada fuera del desgaste motor normal de la vejez, pero su vida se encuentra muy limitada debido a que su esposa hacía todas las tareas domésticas por él, por lo que poco ejercitaba sus músculos y su mente. Cuando Bette se enferma, John le eneseña a su padre a valerse por sí mismo realizando tareas sencillas con ayuda de instrucciones para no cometer errores. Parece funcionar, se observa un progreso que la familia no puede concebir.

Al mismo tiempo que John está ocupándose de su padre, llega de visita su hijo, Billy, quien parece haber dejado la universidad para vivir en México con unos amigos suyos. John no está de acuerdo con la decisión de su hijo, pero a lo largo de la película logra entender que Billy ya no es un niño y que debe dejarlo tomar sus propias decisiones, así como aceptar que él también es capaz de cuidar a su abuelo.

John enfrenta la idea de ver a su padre como un ser humano frágil y ya no como el héroe que siempre consideró. Además, se siente arrepentido por haberse alejado de su familia y confiesa haberse sentido avergonzado de su padre por dejarse dominar por su madre. John se da cuenta de que él no siguió el mismo camino de su padre, él eligió un trabajo que le gustaba y lo escogió por encima de su familia, cosa de la cuál ahora se arrepiente. Sin embargo, como aún es joven, se da cuenta de que puede enmendar sus errores y cambiar de dirección, por lo que comienza pidiéndole perdón a su hijo y expresándole el deseo de ser parte de su vida de ahora en adelante.

Jake sabe que se encuentra en el final de su vida, aún antes de enterarse de que padece cáncer. Él se encuentra más tranquilo y satisfecho con la vida que ha llevado que su hijo; sabe que tal vez no hizo todo aquello con lo que soñaba, pero que hizo lo que tenía que hacer. Sin embargo, aún tiene un asunto pendiente que resolver, pues toda su vida deformó la realidad que vivía hacia una con la que estaba más conforme a partir de sueños que involucraban a su familia en otro contexto y en otro estilo de vida. En sus últimos días estos dos mundos se mezclan y a Jake le cuesta trabajo elegir en cuál creer.

Como es natural, la familia se reune a esperar la muerte del padre. La hija, Annie, y su esposo, Mario, se hacen cargo de Bette llevándola a vivir con ellos, aún cuando Bette no parece llevarse muy bien con su yerno. A John le cuesta trabajo aceptar que es momento de que su padre muera, pero poco a poco va comprendiendo que es lo que tiene que pasar y lo deja ir.

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